miércoles, 10 de marzo de 2010

Todo en un día

Aquí vamos para abajo otra vez. ¿Cuándo será el día que pueda escribir que me siento feliz? A veces me asusta pensar que ese día no llegue jamás.

Me he dado cuenta que durante el día mi estado de ánimo cambia mucho.

Hoy, por ejemplo, por la mañana no me puedo levantar, de pronto como a las 11:30 siento como la energía va entrando por los poros de mi piel y me empiezo a sentir mucho más animada. Se aceleran mis pensamientos y empiezo a caminar con rapidez por la casa. Me preparo para irme. A las 12:30 estoy en el coche rumbo a una reunión. Voy manejando y me voy sintiendo bien. No estoy por completo contenta, pero voy bien.

Llego a donde tengo llegar. Hablamos durante dos horas. Las cosas salen muy bien, casi como siempre. Sin embargo, yo no siento ninguna emoción al respecto. La verdad, no encuentro demasiado sentido en lo que hago, pero al fin y al cabo, lo hago. Porque es lo que tengo que hacer.

Regreso. Bajo por Reforma y voy bien. Oyendo el radio. Me detengo a comprar unas cosas. Todavía siento algo de adrenalina en mi cuerpo, que me mantiene alerta. Llego a mi casa, y me pongo a hablar por teléfono. Hago varias llamadas, y eso me acelera más y mi mente empieza pensar más rápido. Recibo una llamada. A... quiere pasar a la casa. Le digo que iba a salir, pero que lo espero, y no llega.  Esto es la debacle. El mundo se pone de cabeza de nuevo.

Ya no puedo hacer lo que había pensado y me vi obligada a quedarme en mi casa. Yo sabía que tenia que salir, que necesitaba irme... Empiezo a vivir los 45 minutos más infernales del día. Todo se desacelera. El cuarto se hace enorme y me atrapa. Regresan las ganas de llorar, la falta de energía y la tristeza. Vuelve el sin sentido.

Un instante bastó para pasar de la excitación arrebatada, donde las palabras fluían por todas partes, y las ideas se arremolinaban en mi mente a la sensación de desaliento, sin foco alguno, sólo sumida en la tristeza.

Por suerte en 10 minutos más tengo que salir otra vez. Espero recuperar algo del buen ánimo del día. Pero no sé... no me siento con ganas de hacerlo de nuevo.

Ya no puedo vivir así... Los vuelcos que da mi cerebro cuando algo se sale de control me dejan agotada, como entumecida, y sobre todo muy desconcertada, con ganas de salir corriendo y desaparecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Favor de escoger opción ANÓNIMO en caso de no contar con alguna de las otras opciones.