martes, 27 de septiembre de 2011

Cuando pensábamos que todo iba bien...

Uno lo escucha todo el tiempo, lo lee en todo tipo de literatura sobre el trastorno bipolar: aun cuando se ha llegado a cierto nivel de eutimia, puede venir una recaída. Lo sabemos muy bien y quizá hasta lo estamos esperando, pero cuando llega no deja de tomarnos por sorpresa y desconcertarnos. Y entonces, claro, viene un reajuste al tratamiento. Primer ajuste: Durante 3 semanas: aumento en la dosis de Seroquel para tranquilizarme, dos gotas de Rivotril por la mañana junto con el anti depresivo, por si estoy ansiosa y la odiada Lamotrigina, para modular los ciclos ultrarápidos, aunque sólo 12.5 mg, por por aquello de los efectos secundarios. Segundo ajuste: cambio de anti depresivo, Citalopram - que disque es mejor que el Butrew. Y aquí vamos de nuevo. Entre tanto, la pregunta es ¿cómo asimilar una recaída? 

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